miércoles, 27 de noviembre de 2013

Editorial - Movimientos sociales y producción simbólica

Editorial
Movimientos sociales y producción simbólica
Por: Luis Alejandro Hernández
Docente Facultad de Comunicación, Información y Lenguaje
Los movimientos sociales (MS) en sus continuos y permanentes luchas de carácter económico y político, ponen en juego tanto sus rasgos de identidad, su reconocimiento y representatividad pública, como la legitimación socio-política de sus reivindicaciones.
En todos y cada uno de esos aspectos se libra una lucha por sus necesidades, sus creencias y objetivos, pero también por la hegemonía en el control de los llamados bienes y capitales simbólicos.
Se ha tornado frecuente estudiar y analizar las piezas comunicativas generadas desde lo hegemónico (grandes medios - estado) entorno a los MS., como el caso de los análisis críticos del discurso. Queda pendiente, sin embargo, analizar las estrategias simbólicas creadas desde los propios MS, conocer tanto sus motivaciones y lógicas de producción, así como sus mecanismos de representación.
Visto desde la lógica de los MS, el campo de la comunicación bien es un escenario desde el cual se libran pugnas por el sentido, prácticas sociales que determinan la comunicación como una dinámica social en conflicto, en las cuales se generan disputas políticas por los capitales simbólicos en juego, determinando relaciones de poder y hegemonía.
Estos capitales simbólicos conforman ideologías-cosmovisiones que justifican, determinan y legitiman los sentidos de la vida, de la existencia, el ser y estar en el mundo; los imaginarios sociales; de dónde venimos y para dónde vamos; valores que son imbuidos desde las prácticas comunicativas, formas políticas y sociales de simbolización.
Si bien existen pugnas por el sentido, algunas veces estas se “superan”, en apariencia, mediante los consensos o la concertación, más o menos forzada, más o menos voluntaria, de sumisiones y resignaciones pasivas; no así en todos los casos, en que los intentos hegemónicos de dominación llegan a adquirir un talante de violencia simbólica, generando simulacros comunicativos, resistencias, insumisiones y otras formas también de violencia.
Entender las lógicas internas de la producción simbólica, de sus escenarios, sus actores, discursos, modos de simbolización y formas de comunicación, permitirá allanar el camino hacia otras formas de conceptualizar y comprender las dinámicas comunicativas, más allá del consenso, de los contratos sociales y los dictados del “sentido común”.
Así las cosas, la comunicación es un campo en el cual se producen, escenifican, reproducen, difunden y legitiman formas simbólicas que consolidan en status quo, toda vez que quienes detentan la facultad y el control de los medios de comunicación, son aquellos sectores sociales que se han hecho al poder hegemónico, tanto político como social e ideológico.
Este tipo de control se configura en la llamada violencia simbólica Pross (1980-1989)1 y Bourdieu (2001)2, la cual va de la mano del poder político, del poder social, de los aparatos ideológicos, los dispositivos de control y vigilancia, la legitimación social y la democracia; de los estados totalitarios y la propaganda.
Dado que la violencia simbólica se escenifica principalmente desde los terrenos de la política y el poder, su concreción se evidencia en los movimientos sociales, pues allí es más diáfana y explícita su manifestación, pues las pugnas por el poder se extrapolan con mayor nitidez y es posible analizarlas mejor.
Revisado posibles entradas para el análisis de las piezas simbólicas producidas por los MS, hemos encontrado en la biopolítica3un reconocimiento reivindicatorio de los conflictos sociales, convalidando el estatuto político de la información, de la comunicación y de los procesos de significación.
Se destaca la existencia de una serie de resistencias que pueden hacer reversible la dominación simbólica, modificando sustancialmente la correlación de fuerzas entre los sectores hegemónicos y aquellos subordinados. La entrada desde la biopolítica permite tomar el toro por los cuernos, reivindicar el conflicto, develar la manipulación de los cuerpos y las mentes sociales, analizar y determinar críticamente las estructuras internas de la producción de sentido y fortalecer el ejercicio narrativo que desde los MS y otras instancias culturales y políticas, luchan por la consolidación de sus identidades, el fortalecimiento de sus organizaciones y una feroz resistencia al poder, a la dominación y a la violencia simbólica.
Otra apuesta muy atractiva que permite conjugar la comunicación, la producción simbólica y los movimientos sociales, la constituye el Análisis Crítico del Discurso, (Van Dijk, 2004) toda vez que considera a las enunciaciones, los discursos y las simbolizaciones como dinámicas sociales cruzadas por las disputas de dominación-poder en términos de culturas dominantes y subalternas.
Un análisis de este tipo utilizaría categorías tomadas desde la comunicación en su variante de comunicación en conflicto; desde la política y el concepto de hegemonía; desde la semiótica en su mirada a las formas retóricas de simbolización y desde la narratología en lo que tiene que ver con las identidades y sus formas de representación.
Jesús González Requena (1995)4, en su análisis sobre el discurso televisivo en la posmodernidad, así como las teorías francesas de la “mise en escene”, (puesta en escena), más propia del teatro, del cine y la televisión, como también de espectáculos como el happening, los plantones, los desfiles, o el performance,  brindarán las pautas conceptuales para el análisis de la puesta en escena de los MS en desarrollo de sus luchas y confrontaciones contra el Estado.
Otra entrada, la narratológica5, asume la relación existente entre los relatos, su forma de narrar, de ver un nosotros y un ellos, retomada en función de la conformación y consolidación de las identidades.
Es necesario entonces, reubicar los estudios sobre la producción simbólica de los MS, descentrando su análisis de los medios masivos de comunicación, regresando la mirada hacia la producción simbólica de los propios MS. 
En tanto las pugnas de sentido desatan formas de violencia simbólica en las cuales está en juego la legitimación social, la hegemonía simbólica, ideológica y política en su lucha por el control de los capitales simbólicos, es necesario comprender cómo desde la producción simbólica de los MS se redefine la comunicación; cuáles son las lógicas que posibilitan y determinan su producción simbólica, sus dinámicas, sus actores, sus motivaciones y sus alcances; y cómo se manifiestan tales sentidos a través de diferentes piezas comunicativas.
Estamos pues en mora de explicar estos interrogantes lo cual permitirá conocer la verdadera naturaleza de la comunicación, así como de la producción simbólica de los MS, apoyándose para su análisis en las pugnas simbólicas que libran algunos movimientos sociales contemporáneos.

1. PROSS, H. (1980): ESTRUCTURA SIMBOLICA DEL PODER. Ed. Gustavo Gili, Barcelona, y PROSS, H. (1989): LA VIOLENCIA DE LOS SIMBOLOS SOCIALES. Anthropos, Barcelona.
2. BOURDIEU, P; PASSERON, J. C. (2001): LA REPRODUCCIÓN. Editorial Popular, Madrid.
3. GOLSTEIN, M. (2010): LA BIOPOLÍTICA MODERNA Y EL PODER DE LA ESTRUCTURA DEL TERROR. Rec. 6-V-2011 de: http://www.depsicoterapias.com/articulo.asp
4. GONZÁLEZ REQUENA, Jesús  (1995): EL DISCURSO TELEVISIVO: ESPECTÁCULO DE LA POSMODERNIDAD. Ed. Cátedra.
5. RICOEUR, P. (2006): TIEMPO Y NARRACIÓN. Siglo XXI Editores, México, D. F.

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