miércoles, 27 de noviembre de 2013

Portada - Revista Virtual La 39

Portada


Editorial - Movimientos sociales y producción simbólica

Editorial
Movimientos sociales y producción simbólica
Por: Luis Alejandro Hernández
Docente Facultad de Comunicación, Información y Lenguaje
Los movimientos sociales (MS) en sus continuos y permanentes luchas de carácter económico y político, ponen en juego tanto sus rasgos de identidad, su reconocimiento y representatividad pública, como la legitimación socio-política de sus reivindicaciones.
En todos y cada uno de esos aspectos se libra una lucha por sus necesidades, sus creencias y objetivos, pero también por la hegemonía en el control de los llamados bienes y capitales simbólicos.
Se ha tornado frecuente estudiar y analizar las piezas comunicativas generadas desde lo hegemónico (grandes medios - estado) entorno a los MS., como el caso de los análisis críticos del discurso. Queda pendiente, sin embargo, analizar las estrategias simbólicas creadas desde los propios MS, conocer tanto sus motivaciones y lógicas de producción, así como sus mecanismos de representación.
Visto desde la lógica de los MS, el campo de la comunicación bien es un escenario desde el cual se libran pugnas por el sentido, prácticas sociales que determinan la comunicación como una dinámica social en conflicto, en las cuales se generan disputas políticas por los capitales simbólicos en juego, determinando relaciones de poder y hegemonía.
Estos capitales simbólicos conforman ideologías-cosmovisiones que justifican, determinan y legitiman los sentidos de la vida, de la existencia, el ser y estar en el mundo; los imaginarios sociales; de dónde venimos y para dónde vamos; valores que son imbuidos desde las prácticas comunicativas, formas políticas y sociales de simbolización.
Si bien existen pugnas por el sentido, algunas veces estas se “superan”, en apariencia, mediante los consensos o la concertación, más o menos forzada, más o menos voluntaria, de sumisiones y resignaciones pasivas; no así en todos los casos, en que los intentos hegemónicos de dominación llegan a adquirir un talante de violencia simbólica, generando simulacros comunicativos, resistencias, insumisiones y otras formas también de violencia.
Entender las lógicas internas de la producción simbólica, de sus escenarios, sus actores, discursos, modos de simbolización y formas de comunicación, permitirá allanar el camino hacia otras formas de conceptualizar y comprender las dinámicas comunicativas, más allá del consenso, de los contratos sociales y los dictados del “sentido común”.
Así las cosas, la comunicación es un campo en el cual se producen, escenifican, reproducen, difunden y legitiman formas simbólicas que consolidan en status quo, toda vez que quienes detentan la facultad y el control de los medios de comunicación, son aquellos sectores sociales que se han hecho al poder hegemónico, tanto político como social e ideológico.
Este tipo de control se configura en la llamada violencia simbólica Pross (1980-1989)1 y Bourdieu (2001)2, la cual va de la mano del poder político, del poder social, de los aparatos ideológicos, los dispositivos de control y vigilancia, la legitimación social y la democracia; de los estados totalitarios y la propaganda.
Dado que la violencia simbólica se escenifica principalmente desde los terrenos de la política y el poder, su concreción se evidencia en los movimientos sociales, pues allí es más diáfana y explícita su manifestación, pues las pugnas por el poder se extrapolan con mayor nitidez y es posible analizarlas mejor.
Revisado posibles entradas para el análisis de las piezas simbólicas producidas por los MS, hemos encontrado en la biopolítica3un reconocimiento reivindicatorio de los conflictos sociales, convalidando el estatuto político de la información, de la comunicación y de los procesos de significación.
Se destaca la existencia de una serie de resistencias que pueden hacer reversible la dominación simbólica, modificando sustancialmente la correlación de fuerzas entre los sectores hegemónicos y aquellos subordinados. La entrada desde la biopolítica permite tomar el toro por los cuernos, reivindicar el conflicto, develar la manipulación de los cuerpos y las mentes sociales, analizar y determinar críticamente las estructuras internas de la producción de sentido y fortalecer el ejercicio narrativo que desde los MS y otras instancias culturales y políticas, luchan por la consolidación de sus identidades, el fortalecimiento de sus organizaciones y una feroz resistencia al poder, a la dominación y a la violencia simbólica.
Otra apuesta muy atractiva que permite conjugar la comunicación, la producción simbólica y los movimientos sociales, la constituye el Análisis Crítico del Discurso, (Van Dijk, 2004) toda vez que considera a las enunciaciones, los discursos y las simbolizaciones como dinámicas sociales cruzadas por las disputas de dominación-poder en términos de culturas dominantes y subalternas.
Un análisis de este tipo utilizaría categorías tomadas desde la comunicación en su variante de comunicación en conflicto; desde la política y el concepto de hegemonía; desde la semiótica en su mirada a las formas retóricas de simbolización y desde la narratología en lo que tiene que ver con las identidades y sus formas de representación.
Jesús González Requena (1995)4, en su análisis sobre el discurso televisivo en la posmodernidad, así como las teorías francesas de la “mise en escene”, (puesta en escena), más propia del teatro, del cine y la televisión, como también de espectáculos como el happening, los plantones, los desfiles, o el performance,  brindarán las pautas conceptuales para el análisis de la puesta en escena de los MS en desarrollo de sus luchas y confrontaciones contra el Estado.
Otra entrada, la narratológica5, asume la relación existente entre los relatos, su forma de narrar, de ver un nosotros y un ellos, retomada en función de la conformación y consolidación de las identidades.
Es necesario entonces, reubicar los estudios sobre la producción simbólica de los MS, descentrando su análisis de los medios masivos de comunicación, regresando la mirada hacia la producción simbólica de los propios MS. 
En tanto las pugnas de sentido desatan formas de violencia simbólica en las cuales está en juego la legitimación social, la hegemonía simbólica, ideológica y política en su lucha por el control de los capitales simbólicos, es necesario comprender cómo desde la producción simbólica de los MS se redefine la comunicación; cuáles son las lógicas que posibilitan y determinan su producción simbólica, sus dinámicas, sus actores, sus motivaciones y sus alcances; y cómo se manifiestan tales sentidos a través de diferentes piezas comunicativas.
Estamos pues en mora de explicar estos interrogantes lo cual permitirá conocer la verdadera naturaleza de la comunicación, así como de la producción simbólica de los MS, apoyándose para su análisis en las pugnas simbólicas que libran algunos movimientos sociales contemporáneos.

1. PROSS, H. (1980): ESTRUCTURA SIMBOLICA DEL PODER. Ed. Gustavo Gili, Barcelona, y PROSS, H. (1989): LA VIOLENCIA DE LOS SIMBOLOS SOCIALES. Anthropos, Barcelona.
2. BOURDIEU, P; PASSERON, J. C. (2001): LA REPRODUCCIÓN. Editorial Popular, Madrid.
3. GOLSTEIN, M. (2010): LA BIOPOLÍTICA MODERNA Y EL PODER DE LA ESTRUCTURA DEL TERROR. Rec. 6-V-2011 de: http://www.depsicoterapias.com/articulo.asp
4. GONZÁLEZ REQUENA, Jesús  (1995): EL DISCURSO TELEVISIVO: ESPECTÁCULO DE LA POSMODERNIDAD. Ed. Cátedra.
5. RICOEUR, P. (2006): TIEMPO Y NARRACIÓN. Siglo XXI Editores, México, D. F.

Video - El guión

Video

El guión

Escrito, dirigido, animado y editado por Manuel Ortíz
Producción ejecutiva: Fernanda Duarte y Sulay Vargas


Multimedia - Homenaje al Himno de La República de Colombia

Multimedia

Homenaje al Himno de La República de Colombia


Leonardo Urrego Morales
Estudiante Producción Profesional 2013
Facutad de Comunicación, Información y Lenguaje


Artículos - De la violencia en el fútbol y la psicología de masas

Artículos
De la violencia en el fútbol y la psicología de masas

 

Por: Carlos Eduardo Escalante
Docente: Álvaro Sandoval
Facultad de Comunicación, Información y Lenguaje



El fútbol, uno de los deportes más conocidos y más apetecidos a nivel mundial, es también uno de los múltiples escenarios por donde pasa la vida de los hombres y esta se manifiesta con el esplendor que solo un comportamiento violento puede mostrar, y es que a nivel histórico, la actividad deportiva ha trasegado las esferas del honor y el respeto por el mero deporte para convertirse, en ocasiones y en ciertos contextos sociales, en un cumulo de emociones fuertes que van desde el extremo fanatismo, hasta la surgimiento de grupos cuyas intensiones son propiciar la rivalidad malsana y agresiva contra el contrincante. Estos fenómenos de masas son lo que Ortega y Gasset (1929) denominaría como ¨el fenómeno más importante de nuestro tiempo¨ debido a que el comportamiento social es, en todo tiempo moderno, un compilado de varios grupos sociales que, aunque parte de una misma ciudad o nación, suelen verse afectados por circunstancias culturales, políticas, económicas e incluso psicológicas que no necesariamente son carácter del territorio en particular. De ahí que los grupos barriales tengan una connotación diferente, y que la cultura de la globalización haya logrado internacionalizar ciertas tendencias que, en épocas pasadas, quizás no fueran tan relevantes.

 Fotografía de: MIGUEL CUELLAR - leugim.m@hotmail.com - Género:RETRATO
Programa Técnico Profesional en Fotografía - 2010-II


Regresando al caso del fútbol, es indudable la participación del deporte en la cultura de las masas, puesto que esta define  el sentimiento de pertenencia, tal vez pretensiosamente necesario, que tiene una sociedad por generar y para luego aferrársele, logrando así caracterizar la calidad humana y la competencia física de su entorno socio político. Cabe recordar que grandes naciones y proyectos políticos como el nazismo y el comunismo impusieron la actividad deportiva, en otras disciplinas, como parte de su programa de gobierno, y de ahí se deriva la calidad de los deportistas donde estas tendencias políticas aún proliferan: China y Cuba. En Inglaterra hacia mediados del siglo XVIII, el futbol, sumado a la ola de degradación y desigualdad de las economías locales, propició la rivalidad de la juventud entre aquellos que gustaban de equipos contrarios, dando origen al renombrado términoHooligan. Más adelante, el hooliganismo logró consolidar su poder y vigencia gracias al implementar actividades que ya poco o nada tenían que ver con el deporte, aparente valor ontológico en la causa, y así es como los actos vandálicos, los robos, el trafico de licores y drogas e incluso la prostitución hacen su aparición.
Hacia los años ochenta, los Hooligans ya habían conseguido expandir esa ola de violencia colectiva en buena parte de Europa, comprometiendo, además de la seguridad de aquellos que simplemente apreciaban el espectáculo futbolístico, la propia seguridad de los escenarios deportivos y de las personas en las inmediaciones de estos. Tal fue el caso de la disuelta Yugoslavia y Croacia, donde incluso se llegó a prohibir el hacer partidos del campeonato oficial de la UEFA en territorio yugoslavo.
Pasando a América Latina, y principalmente en Argentina, las llamadas ¨barras bravas¨ no son más que el reflejo mórbido del caso inglés, y en la actualidad Colombia se ha sumado a estas tendencias con los diferentes grupos de hinchas que han asociado el barrismo más con el agredir a los que no gustan del equipo afín, que con el simple hecho de ser fanático al deporte y todo lo que gire en torno a él. Heinz Kohut (1976) afirma que los actos violentos son el síntoma principal de la psicopatología de los grupos humanos, y en el caso latinoamericano en general, es posible afirmar que la situación ha llegado a tal punto donde la actividad deportiva es tan solo un engrane en el aparato de violencia que se ha formado.
Citando de nuevo la obra de Ortega y Gasset, La rebelión de las Masas (1929), se dice que el ¨hombre masa¨ destaca por su vulgaridad y por su tendencia a reaccionar violentamente, además de su carácter enormemente incivilizado. Sobre este último punto se deduce que la civilización de un territorio no se da por la sola existencia de las estructuras políticas económicas, sino de cómo estas logran cobijar a las ciudades y estados o departamentos (según sea la organización política) dentro de una misma nación. En Colombia por ejemplo, la desintegración social se ha dado por el gran descontento de las clases trabajadoras menos favorecidas u olvidadas por el colectivo nacional, es decir, por la construcción mediática de que el país es un lugar de ensueño donde los derechos civiles son vulnerados tan solo por el accionar de los grupos armados ilegales o, en su defecto, por la intromisión de las políticas internacionales en la toma de decisiones de gobierno.
Los equipos de futbol y sus colores son entonces una forma tribal de crear afinidad entre un grupo de individuos producto del descontento y de la innegable situación de marginalidad que sufre la sociedad, por lo cual resulta posible afirmar que dicha agremiación no es tanto más diferente a la que alguna vez las tribus africanas como Nuba, pueblo de guerreros y agricultores que habitan en Sudan, tuvieron para hacer que, los sujetos de una misma población, se organizaran de alguna manera con la única finalidad de imponerse sobre otro y así poder ostentar una victoria basada más en la fuerza bruta que en el honor constitutivo.
Para concluir, la psicología de las masas está presente en el fenómeno del extremo fanatismo deportivo y, haciendo énfasis en el futbol, la actividad criminal de los grupos de barras bravas sirve de reflejo para la desintegración sociopolítica, y por ende económica, que sufren las naciones producto de las falencias, en algunos casos de la inexistencia, de políticas que promuevan no solo la sana actividad deportiva, sino la educación y el civismo, por no hablar de situaciones trasfondo como la política interna en materia de empleo y educación que hacen que, en la mayor parte de los casos, ciertos grupos de personas busquen tan solo una excusa para dejar salir la desazón y el descontento por sentirse apabullados por la tendencia social imperante. El futbol no es más que el carácter simbólico que reúne a los individuos, lo demás es tan solo el impulso de buscar el poder a como dé lugar.

Bibliografía

• Ortega y Gasset, J. La rebelión de las masas, 1929. Madrid: Revista de Occidente, 1970
• Kohut, H. Análisis del Self, 1971. Buenos Aires: Amorrortu, 1977.

Periodismo - Luchando por la vida al lado del estadio

Periodismo
Luchando por la vida al lado del estadio
Por: Gil Guerrero Johann Fernando
González Tovar Anderson Fabián
Muñoz Barrera Diego Andrés

Sandra Rodríguez se siente cada día más feliz vendiendo helados en los alrededores del Estadio La Gaitana.


No ha amanecido todavía y ella ya está en pie, son las 5 de la mañana y se dispone a arreglarse y a alistar todo para su cita de cada domingo en las inmediaciones del Estadio La Gaitana de la Localidad de Suba. Se toma un tinto que acompaña con un pan mientras me cuenta lo feliz que ha sido durante ocho años que lleva vendiendo helados, dulces y gaseosas para todos los visitantes del sector.
Mientras Doña Sandra degusta su desayuno me ofrece un café, que yo acepto, porque como dice ella  “el frío está tremendo” y empieza su relato. En más de cinco años en los alrededores del estadio ha vivido muchas historias, muchas de fortuna y otras que es mejor no recordar, como la de un domingo del 2008 cuando apenas empezaba su negocio, botó $100.000 de camino a casa: “Ese día me fue muy bien, porque vendí parte de lo que había llevado, pero desgraciadamente al sacar mi celular del bolsillo creo que boté la plata”. Desde entonces nunca carga el dinero en los bolsillos, ella prefiere llevarlo en un maletín, por su seguridad y para no botar el dinero de los bolsillos.
Pero así como hay historias desafortunadas, hay otras que ella cuenta con orgullo, talí como el año pasado   cuando conoció al papá de Falcao García que vino a la clausura del Torneo La Gaitana: “Él me dio la mano, me dijo que cuánto costaba una Coca-Cola, me la compró y se fue. Un tipo muy querido”. Feliz, ella contó esta historia como si hubiera venido el mismísimo ‘Tigre’ y además anexó que es hincha del equipo en donde juegue Radamel Falcao: “Yo era hincha de River hasta que se fue al Atlético, ahora cuando puedo me veo sus partidos”.

A sus 36 años y con ganas de trabajar, salimos hacia el estadio y me sigue contando experiencias, mientras lleva su triciclo con productos de hidratación y por supuesto, un buen helado. Me dice que allá le ha ido muy bien y que el Torneo La Gaitana le ha beneficiado mucho : “Yo le doy gracias a Dios por estos espacios de esparcimiento para los jóvenes y también porque yo me he beneficiado económicamente” resaltó Sandra con una sonrisa.
Llegamos a su punto de trabajo, y desde que llega a las 6:30 de la mañana ya le están pidiendo golosinas para el frío. Se ven jugadores, entrenadores y árbitros, que  están preparándose para los juegos del día. Ella inicia su labor y no la molesto más, porque como dice ella: “Acá el boleo es grande”.

La dejo en su trabajo, pero lo que me queda es la experiencia de conocer a una mujer luchadora, que con su trabajo ha sacado adelante a su hija de cuatro años y le ayuda a su mamá quien se la cuida mientras ella trabaja los domingos y estudia entre semana administración de empresas. Se despide de mi pero antes me dice: “Que Dios lo bendiga y muchas gracias por fijarse en mí para su trabajo” y claro, cómo no fijarse en una mujer en una mujer que trabaja y ayuda a crecer uno de los mejores torneos de la capital, el Torneo La Gaitana.


Portada - Revista Virtual La 39, Número 11

Número 11, portada


Video - Un día normal

Video

Un día normal



Artículos - Lluvia, recuerdos, vacaciones y Bogotá: una combinación peligrosa.

Artículos

Lluvia, recuerdos, vacaciones y Bogotá:
una combinación peligrosa.

Por: Dominique Salazar l
Periodismo y Literatura.
Docente: Alejandro Hernández.
Crónica.


Fotografía de: © NATHALY CASTELLANOS nalycas@hotmail.com. Género:PAISAJE.
Programa Técnico Profesional en Fotografía. 2011-I
Llovía. No era extraño. Hablamos de Semana Santa en Bogotá. La lluvia es constante, pareja e intensa. Debía apresurarme porque no me gusta llegar tarde; no me gusta que me esperen. Es una tarea difícil, he de confesar, el tráfico de Bogotá no colabora con mi puntualidad.
Hacia las 12 y media tome el alimentador que habría de llevarme al portal de transmilenio de Suba. Estaba lleno. Siendo Miércoles Santo uno se esperaría ser la única que no viajó y por eso terminaría paseando de extremo a extremo, sentada en una silla roja. Y solo por encontrarme con un viejo amigo que vive en Mosquera. Pero nada resulta según lo planeado. Me subí al H15 rumbo a Escuela Militar. Me senté cerca al conductor, al lado de la ventana. Saqué los audífonos de mi mochila, los conecté al celular y encendí la música. Justo la canción que estaba programada era la que me había dedicado el ‘innombrable’, así que la cambié por una más tranquila y terminé odiando esa parte de mí que se conectó mágicamente con mi pasado y me recordó los hechos de los últimos días.
Había terminado con él, el Lunes Santo, el día de su cumpleaños. Como ya les dije, es ‘innombrable’. No esperen ni un apellido de mi parte. Fue incómodo, como todos los finales. Frío, como todos los adioses. Definitivamente elegí el momento, lugar y medio equivocados. Nunca había utilizado una red social para tales fines, pero siendo su forma favorita de comunicación, no me dio alternativa. Por esa parte fue un alivio. No hubiera soportado ver la incredulidad de su mirada verde, enmarcada por sus inseparables gafas de culo de botella. Coloqué el punto final a una de las relaciones más dañinas que he tenido en toda mi vida. Era necesario. En este instante no necesitaba dejar puntos suspensivos en mi vida, ya que se prolongaría de forma cruel y la perjudicada iba a ser yo. Como siempre. Como raro.
Con los ojos abiertos iba englobada. Reaccioné en Polo. ¡Mierda!. Me pasé una estación. Y ya iba tarde. En la siguiente parada me bajé y tomé un Ruta Fácil con destino Calle 80. El viaje se me hizo eterno. No debí ser impaciente y tomar el primero que pasara, pero ya qué. Son esas pequeñas decisiones las que marcan la vida, el destino y lo que piensen de mí, según cuán tarde llegue a mi cita. Si confiaba en mis habilidades matemáticas, estaría en Mosquera hacia las 3 de la tarde. Una hora y media de retraso. Ya no importaba.
Recordaba que la relación empeoraba conforme pasaban las semanas. Solía presumir de mi elevada tolerancia hasta que lo conocí. No era justo que me tratara tan pordioseramente. Ilógico: se necesitaron muchas gotas para colmar el vaso. Pero cuando pasó, mi corazón tembló. No por amor sino por reflejo. Creí un futuro con el ‘innombrable’ y para él fue como si nada. No le importó. Normal. Fue en ese momento cuando recordé, que en un estudio realizado por la Universidad de Columbia, los hombres solo se acuerdan de aquellas que los hicieron sufrir. En promedio, tres mujeres, tres relaciones y tres historias por vida.
La flota iba con puestos. Gracias a Dios. No sabía cuánto me iba a demorar en llegar a ‘Moscú’, como cariñosamente llama a Mosquera, mi amigo. Pero, un momento. No les he presentado a mi compañero de aventuras. Aún no saben quién es él. Su nombre es Santiago, estudia antropología, tiene 19 años (aunque parezca de más). Es lo más cercano que tengo  a un buen amigo; de ésos que son bipolares y no te hablan cuando los necesitas y sí lo hacen cuando estás ocupadísima chateando. De ésos que te consienten hasta el cansancio y hasta pareciera que le gustaras. Y de ésos sinvergüenzas que siempre quieren saber todo de ti aunque tu desconozcas todo de ellos.
Si, estaba en problemas. Como buen hombre que es, no le gusta la impuntualidad. Tenía cara de acontecimiento cuando me bajé del bus, una hora después. Se me cayó la cara de la vergüenza y no supe en donde se quedó.
Como fuimos a comer un helado, recordé aquella primera cita con el ‘innombrable’. Acababa de comenzar a trabajar. Era su primer empleo, su primera experiencia y relación con el mundo laboral, del que, siendo sincera, tengo miedo. Me invitó a comer, todo un milagro. Los crepes estaban deliciosos, el té helado refrescante, el postre en su punto dulce y ácido.  Justo igual que mi canastica de brownie y frutos cítricos que pedí con mi amigo Santiago. Hablamos por más de seis horas ininterrumpidas. Del amor, del odio, de los poetas muertos, de la primavera. Del clima y de arreglar el mundo desde un pequeño café ambientado en los años sesentas.
De regreso a Bogotá, un señor traía un gato siamés. Me contó que se lo iba a regalar a los hijos de la novia para lo quisieran más. Si yo fuera esos niños, no lo pensaría dos veces. Una ternura y media era ‘Simón’. En menos de una hora ya se había dormido sobre mis piernas y ronroneaba dulcemente. Creí que no se iba a despertar jamás. Pero solito se escondió en su cajita y nos pudimos bajar del bus.
Llegué hacia las 8 de la noche. Cansada, muerta de hambre y con frío. Con la satisfacción de haber salido, despejado la mente y hablado con Santiago. Volví a mi mundo. Dormí profundamente, por primera vez desde hacía dos días. Incluso no tuve la desgracia de soñar; tiendo a confundir el rostro del ‘innombrable’ entre mis sombras.
Desperté tres días después. El sábado santo. No es broma. Pero saltémonos esos monótonos días, no hay gracia que se pueda contar ni recuerdo que necesite inmortalizar.
El ritmo incesante del teléfono del vecino. El ruido estridente de un teléfono. ¡Mierda!. Es mi teléfono. Abro un ojo: veo el techo claramente. ¡Mierda! Ya es tarde. Deben ser las 11 de la mañana. El teléfono pareciera que se desespera y, como si quisiera llamar mi atención, insiste el doble. Me levanto. No encuentro las chanclas. Si, chanclas. No son bonitas ni de marca, simples chanclas.
Descolgué el teléfono. Mi prima Catalina lloraba al otro lado de la línea. La intenté calmar, pero nada de lo que me decía tenía sentido. Me acuerdo que le dije que viniera a mi casa. No pensé que se lo tomara tan a pecho, y llegó a las dos horas con pijama y ropa de cambio. Había decidido pasar la noche conmigo. El motivo: terminó con su novio.  
Salimos, comimos donas, recorrimos el centro comercial. Lloramos y reímos juntas. Odiamos a los que nos hicieron sufrir, recordamos los que dejaron huella antes de aquéllos y amamos a los que van a llegar. Porque siempre llega alguien. Cualquier momento merece ser guardado en el corazón y que mejor que suspirando amor.    
Llegamos al acuerdo de asistir a la Ceremonia del Agua y de la Luz, rito católico que desde la Edad Media se viene realizando cada víspera de la pascua de Jesucristo. Pero me aguó el momento. No hacía más que quejarse de su ex novio, del frío, de la cantidad de gente, de que no había sillas disponibles, de los perros que ladraban. Mi paciencia subió tan rápido como la espuma. Nos devolvimos para la casa.
Seguimos hablando de lo desgraciado que fue con ella. De sus sentimientos, de sus sueños, de sus miedos. Ni por error de mi ‘innombrable’. Solo existía ella. Y sí, sigue siendo mío, aunque no lo crean. ¿Que cómo lo sé? Intuición femenina.
Y por último, llego mi día favorito: el domingo. Me encontré con unos amigos para ir a ciclovía hacia las 10 de la madrugada. Odio levantarme temprano los únicos días que puedo dormir hasta tarde. Pero un compromiso con mi salud vale más que todo. Apunté mis patines, mi casco, mis protecciones y lo recordé. Maldita sea, por qué tengo que pensarlo todo el día. Sí, soy patética, ni lo digan. En mi defensa, iba todos los domingos a patinar con él. Era divertido, excepto cuando me caía. Culpa de él, nunca mía. Como me conocen, lo saben. Evado responsabilidades.
Regresé a la realidad. Mi patín derecho se aflojó. Llevaba velocidad, la necesaria como para no poder frenar. Perdía el control. ¡Oh, no! Una calle en bajada. Iba a morir. Bueno, no tanto, pero casi. Las llantas se estaban desatornillando por la fricción del pavimento. ‘Soy demasiado joven para morir tan pronto’, pensé. En medio de mi shock, observé que mis amigos gritaban incoherencias. No, debían ser palabras. Aunque para mi cerebro eran inentendibles, mi sentido común me decía que me agachara. Así iba a perder velocidad y podía frenar. Seguía sin el control del patín derecho. ¡Diablos! Un semáforo en amarillo. Tenía que encontrar la forma. Un patín no me vencería. Demasiado tarde, el suelo fue el mejor freno. Dolor. Intenso, paralizante, profundo. Al caer, rompí mi chaqueta favorita.  Mis amigos me ayudaron a levantar. Se rieron un rato, luego se preocuparon. Los tranquilicé, me encontraba bien; y como buenos adolescentes, volvieron a reír.
Seguimos. Una buena terapia después de una caída es no dejar que tus músculos se enfríen. Un truquito que aprendí de tanto vivir en el suelo. Creo que ha sido mi novio más duradero.
Llegué a mi casa a las 5 de la tarde. Adolorida, triunfante, valiente y deprimida. Otra vez se acercaba el lunes. Maldito lunes. Ahora les guardo rencor. Sé que no tienen la culpa, pero el ‘innombrable’, más que una huella, me dejó el odio infinito hacia ésos días. Lo superaré, estaré bien y en unos años me reiré cuando lea esta crónica. Por fortuna, nada es para siempre y con esta experiencia lo comprobaré. 
Por si me lees, tú sabes qué hiciste. No te mereces ni letras ni frases. Sin embargo estás aquí: protagonizando una obra que no elegiste, siendo el villano en una historia que no recuerdas y abriéndote paso por los caminos de mi alma. Lástima. Desaprovechaste la oportunidad de tu vida. Recuérdame, si al leer esto suspiras entre líneas.
Nota mental: No pensar demasiado. Elevarme es fácil, el problema es que me quiera quedar por allá.
Nota adhesiva en la nevera: No hacer notas mentales.

Especiales - PARO NACIONAL ¿DÓNDE, DÓNDE? (Juan Manuel Santos)

Especiales

PARO NACIONAL
¿DÓNDE, DÓNDE? (Juan Manuel Santos)

Por: Álvaro Sandoval
Docente de la Facultad de Comunicación, Información y Lenguaje.

Fotografía de: © KEVIN VARGAS. kevinjvar@hotmail.com. GENERO: Documental.
3er. año Programa Técnico Profesional en Fotografía INPAHU. 2013-I
En estos días de paro campesino, los actores sociales que estamos acostumbrados a ver, sufren una metamorfosis que los acerca a un estado casi de protagonistas de la Divina Comedia. El director de nuestro grupo social formado en las aulas de las más prestigiosas universidades de élite en los E.U. sale a balbucear en los medios de comunicación asegurando que en Boyacá no se cultiva papa, que no están cerradas algunas vías en ese departamento y que como este sitio no es su Colombia, no hay paro. Al otro día sale a rectificar, “yo nunca dije lo que dije, solo quería decir lo que digo o sea que la culpa como en el escrito conocido y que hace apología al campo – la culpa la tiene la vaca-
Luego, aparece otro de los personajes, un señor medio extraño que sólo conoce el campo de golf de un prestigioso club capitalino o de otros del extranjero y dado este palmarés fue nombrado Ministro de Agricultura. Cada vez que se le cuestiona habla del deber ser o de los planes –como ha hecho carrera “a futuro” – pero que no dice nada de lo que debe hacer o mejor debió hacer como encargado de las políticas del campo colombiano y ahora la culpa resulta que no es de él, e “ingenuamente” ofrece su renuncia para “solucionar” los problemas del campo, sin embargo la culpa se la asigna a su antecesor y si siguiéramos preguntando la culpa sería siempre del incapaz anterior (gobierno, presidente, gremio o ministro) reafirmando la histórica incapacidad de nuestros dirigentes. Y en este caso, como la culpa ya no es de la vaca puesto que ya había sido acusada ahora se dirige a la directora del ICA, el del Banco Agrario, al INCODER  o cualquiera otra institución que tenga que ver con el campo.
A este “espectáculo”  se le unen los medios de comunicación que tratan de dar forma o deformar lo que está ocurriendo y se centran en el espectáculo mediático  que vende violencia o lo que es mejor la violencia de unos “los malos”  contra el sistema o contra la gente del común o contra las fuerzas del orden o contra la libre movilización o contra los enfermos o contra la alimentación de los niños que ahora sí,  son “los buenos”, sin embargo, esta trama pueril es derribada gracias al internet, al celular con cámara en manos de “los malos” que gracias a las redes sociales nos muestran como “los guardianes del orden, la patria y el honor” nos defienden golpeando a “los malos” cuando están indefensos, cuando no tienen armas, ni bolillos como “los buenos, estos guardianes atacan a los niños “malos” en sus casas con el uso de gases lacrimógenos,  a las abuelas “malas” a bolillo limpio y a los jóvenes que quizá se atrevieron a protestar.  Los servicios médicos ayudan en la conformación de esta trama; en la cotidianidad bajo el título de EPS, atienden a medias a los pacientes, les niegan las drogas que requieren para su tratamiento, los someten al paseo de la muerte porque no quieren hacerse cargo del enfermo y de su enfermedad, sin embargo ahora para figurar junto a “los buenos” hacen caravanas para llevar drogas, oxígeno y atención al pueblo.
Y al igual que película gringa la trama se enreda aún más, entran en escena los gremios o agrupaciones representativas que no han representado a nadie, menos a los campesinos o a los conductores de camiones, y hacen acuerdos que benefician a algunos, generalmente a sus directores, tal es el caso del representante de Fedepapa quien aparece en un conocido noticiero de televisión asegurando que la papa es un artículo perecedero tal como la leche, contradiciendo incluso a nuestros ancestros muiscas quienes guardaban la papa para su conservación, cosas del avance neoliberal y del grado de conocimiento de este  dirigente del gremio papero.
Aquí, en este párrafo final, solo por completar la obra, esperemos que mañana sea un nuevo día donde el sol salga con un nuevo brillo, las mariposas y aves se deslicen de un lado a otro de la pantalla creando una atmósfera de tranquilidad y quizá el suave murmullo del agua de los ríos Bogotá, Sogamoso, Guáitira den un romántico final a nuestra triste historia de represión, de olvido, de desconocimiento y de pobreza. Puesto que encontrar soluciones reales que beneficien a nuestro pueblo, el de “los malos”, que ya han sido prometidas desde la Independencia y en cada uno de los gobiernos que hemos sufrido los colombianos, seguirán siendo una utopía en esta tierra del olvido.

Periodismo Estudiantil Perfil – Carlos Cañón

Periodismo Estudiantil

Perfil – Carlos Cañón

Grupo: Tinta Digital
Katerin Hernández
Sebastián Múnera
Clara Rubiano
Docente: Alexander Triana
Géneros Informativos II (Entrevista) – Tercer Semestre



Fotoreportaje - En al ropa de ellas

Fotoreportaje

En La Ropa de Ellas

FOTOREPORTAJE
Camila Rincón & Harold Camilo Murcia
Asignatura: REPORTERÍA GRÁFICA
Programa Tecnológico en COMUNICACIÓN SOCIAL Y PERIODISMO
2013-1