miércoles, 29 de mayo de 2013

EDITORIAL - Contexto

Contexto
Ya tenía casi lista la editorial para este número de la39.co, faltaban los últimos detalles y esa sensación de que falta algo más. Hablaba de la importancia de imprimirle la mayor calidad a los trabajos que se presentan en esta revista, calidad que no es exclusiva de trabajar con equipos de última tecnología, o de entrevistar al personaje más reconocido o importante, sino una calidad más dependiente del empeño y la intención de hacerlo bien.
Sin embargo, mientras le daba las últimas vueltas a lo escrito, fui invitado a un foro sobre libertad de prensa liderado por Eduardo Montealegre, Fiscal General de la Nación, y todo cambió cuando escuché que la fiscalía planea crear la Unidad Nacional de Análisis y Contexto con el ánimo de estudiar con detalle las circunstancias en el que se han cometido delitos contra los derechos humanos.
Más allá de dicha unidad, y del auditorio en el que lo dijo: periodistas y estudiantes de periodistas, en mi cabeza quedó dando vueltas aquello del contexto.
Rodeado por estudiantes comencé a repasar en mi mente los ejercicios académicos que he recibido de ellos durante muchos años y debí reconocer que en lo que más fallan (o fallo como profesor) es en eso: en el contexto.
La gran mayoría son piezas de comunicación completas, que tienen un sentido narrativo y una lógica argumental aceptables y coherentes, pero que se desarticulan del lugar y el momento en el cual son producidas o al cual van dirigidas. Esto hace que al final carezcan de particularidad, se convierten en algo que pudo suceder en cualquier otro tiempo y espacio, y que podrá volver a suceder en el futuro, como un hecho aislado.
De las muchas circunstancias que determinan un hecho o una narración algunas se pueden repetir en otras situaciones, pero difícilmente todas y con las mismas características. Allí es donde está la diferencia, en lo que hace única cada cosa. Es desde allí que los comunicadores debemos observar y contar la realidad, desde lo que hace cada situación algo diferente: tiempo, lugar, lenguaje, historia y cultura entre otros, tanto de quien relata como de quién observa.
Al final me encuentro otra vez con mi preocupación por la calidad en las piezas comunicativas, y la entiendo como la suma de todos los esfuerzos posibles para garantizar su correcta comprensión, entre ellos un riguroso análisis del contexto.

Juan Pablo Barrera Cruz
Director Programa Universitario de Comunicación Social

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